Sub [ cooperativa de fotógrafos]
Inaugura Oxígeno Cero en
ARTEXARTE.
Lavalleja 1062.
Martes 22 de Marzo - 19 hs
del 23 de marzo hasta el 30 de abril
Curadora invitada: Victoria Verlichak
Agradecemos a E-co (Encuentros de colectivos Iberoamericanos en Madrid y Claudi Carreras. )
Acerca de la expo.
Oxígeno Cero
Se sabe. La contaminación del aire, agua y suelo en la zona del
Matanza-Riachuelo es tan legendaria como su porteña mitología, que alude
a la llegada de los inmigrantes, la niebla, el tango. Viene de larga data,
comenzó hace 200 años cuando se instalaron los primeros saladeros y
mataderos a orillas de este río de más de 60 km. de largo y en cuya cuenca,
de 2.240 km², viven aproximadamente 5 millones de personas.
Como es habitual en su trabajo, Sub [Cooperativa de Fotógrafos]
se interesa por las historias de las personas, antes que por las cifras y
estadísticas que, sin embargo, respaldan sus investigaciones. “En casi
todo su recorrido, el agua del Riachuelo carece de oxígeno; uno de los
escasos elementos que ya no se puede encontrar en sus entrañas. El río está
ahogado en sí mismo, en gran parte gracias a las miles y miles de industrias
que arrojan sus desechos sobre su cauce”.
Selección del ensayo Oxígeno Cero, las fotos le otorgan visibilidad
a Severo, que vive en un piso 11 frente al polo petroquímico Dock
Sud, desde donde contempla cómo las industrias, instaladas a la vera
del Riachuelo vuelcan productos tóxicos, y las denuncia. Se detienen
en Fausto, changarín que trabaja desde 1983 con un buque arenero y
sostiene que “nunca vio que nadie hiciera nada, el río sigue igual, más
sucio que limpio”. Muestran a las empresas, Silos, que contribuyen a la
vulnerabilidad de la zona y en Subacuático registran desde debajo del agua
un puente ferroviario que conecta capital y provincia.
Las imágenes también reflejan los problemas de la niñez. Mientras
una vecina de la Isla Maciel cuida su embarazo -ya que muchas sufren
abortos espontáneos- y Espera que todo salga bien, en un patio de un
conventillo vecino, a pesar del plomo en sangre que poseen muchos de
ellos -provocándoles diversas enfermedades-, los chicos juegan, sonríen
y se ilusionan en su Vida cotidiana. Otros niños, como este Chico, se
esconden entre tanques oxidados y grasa, tapándose el rostro a modo de
rechazo, como si supieran a ciencia cierta que lo que se tira al río, éste lo
devuelve. Interior de la casa, con sus húmedas paredes que no soportan
ni papel de diario, pertenece a una señora cuyos mellizos de ocho meses
fueron internados cuatro veces de pulmonía.
Vida privada y tragedia pública en este relato que, diestra y bellamente,
protesta contra el status quo y señala lo que es posible evitar.
Victoria Verlichak
Curadora